Estar desconectada no siempre se nota de inmediato ni se percibe por fuera.
A veces se esconde tras agendas llenas, sonrisas forzadas o una falsa sensación de “todo está bien”. A menudo seguimos cumpliendo y haciendo lo que se supone que “toca”.
Pero por dentro… se siente que algo ya no encaja.
Y es que el cuerpo sabe, y el alma también.
Quizá puedas reconocer algunas de estas sensaciones.
Son señales que pueden indicarte que estás viviendo en piloto automático:
- Te levantas con la sensación de cansancio, incluso después de dormir.
- Te resulta difícil encontrar entusiasmo por lo cotidiano. Tus días se sienten planos o vacíos, sin momentos de verdadero disfrute.
- Te cuesta recordar lo que te hace ilusión, lo que te gusta o lo que necesitas.
- Vas todo el día corriendo y con prisas con la sensación de no llegar a ningún sitio.
- Sientes que “estás para todos”, pero has dejado de darte a ti. Eres la última de la fila.
- Tienes la sensación de estar sobreviviendo en lugar de viviendo.
Esto no es debilidad: es señal de que hay una parte de ti que necesita volver a ser escuchada.
Esto es una llamada de vuelta a ti misma.
El ruido que te aleja de ti
En una sociedad que premia la productividad y la inmediatez, parar parece un lujo… o incluso, a veces, una amenaza.
En muchas ocasiones nos alejamos de nosotras mismas porque nos han enseñado a priorizar lo externo: lo que los demás esperan, lo que es “correcto”, lo que da resultados.
Vivimos bombardeadas por estímulos, expectativas y responsabilidades. Y cuando no hay espacio para el silencio ni para la pausa, nos desconectamos de lo que somos.
Y, muchas veces, esa desconexión se cobra un precio: ansiedad, fatiga emocional, sensación de vacío.
Pero el alma no entiende de agendas ni horarios. Nuestra esencia no se pierde, pero sí puede quedar sepultada bajo capas de exigencia, miedo y olvido. La esencia pide pausa, conexión y silencio.
Por tanto, volver a ti no es un capricho. Es una necesidad vital.
Porque cuando te alejas demasiado de tu esencia, te pierdes de tu propia verdad. Y ninguna meta externa puede llenar ese vacío.
Volver a casa: prácticas sencillas para recuperar tu centro
Reconectar contigo no requiere grandes viajes ni cambios drásticos. A veces, el regreso más profundo empieza con pequeños gestos.
Aquí te comparto algunas prácticas que puedes integrar de forma sencilla:
- Respiración consciente: tómate al menos 5 minutos al día para respirar con presencia. Pon tus manos en el corazón y siente.
- Espacios sin pantalla: regálate momentos sin ruido digital. Camina sin el móvil, bebe un té o un café sin mirar nada. Es en esos huecos donde la voz interior empieza a hablar.
- Escritura libre: escribe sin juicio, sin filtro, sin buscar sentido. Solo escribe. Te sorprenderá todo lo que sale cuando dejas que el alma hable.
- Rituales simbólicos: encender una vela al comenzar el día, llevar un objeto que te conecte contigo, iniciar un cuaderno de escritura… Pequeños gestos que anclan el presente.
- Volver al cuerpo: bailar, estirarte, moverte sin exigencia, pisar la hierba o la arena… El cuerpo es un puente directo hacia tu centro.
- Haz algo solo para ti: pregúntate ¿qué necesito hoy para volver a mí? Y hazlo.
Si quieres profundizar en este camino de regreso, quizá te interese asistir a alguno de mis próximos talleres o retiros de reconexión y escucha interior, donde acompañamos estos procesos en grupo, con cuidado y presencia.
Redescubrirte no es cambiarte: es recordarte
Muchas veces creemos que reconectar con una misma es hacer grandes transformaciones. Pero no siempre se trata de cambiarlo todo. A veces es simplemente recordar lo que siempre ha estado ahí: tu sensibilidad, tu intuición, tu alegría, tu poder creativo…
Redescubrirte es quitar capas, soltar exigencias, darte permiso para estar contigo… sin máscaras ni personajes.
Te propongo algo: empieza por preguntarte…
¿Quién soy cuando no intento encajar?
¿Quién soy cuando me escucho con amor?
Un camino que empieza en ti
Y recuerda que no necesitas hacerlo todo hoy. Solo date el permiso de empezar y da un primer paso.
A veces basta con parar y respirar.
Volver a ti es un viaje silencioso y poderoso. Y no tienes que hacerlo sola.
Si sientes que este es tu momento, puedes escribirme aquí: Contacto.
Estaré encantada de acompañarte.